Históricamente, uno de los temas que más ha preocupado a los estudiantes de inglés en nuestro país es el acento que puedan llegar a tener. Algo paradójico, ya que todos ellos son conscientes, por ejemplo, de que siempre serán capaces de identificar algo extraño en el acento de alguien que lleva treinta años viviendo aquí pero que es de origen, pongamos, americano.
A esta preocupación puede sumarse el hecho de que hasta no hace demasiados años este era un tema menor a la hora de aprender inglés. La gente solía poner el foco en la estructura, vocabulario, etcétera. Y dejaba lo del acento para lo último. Cuando se tomó conciencia de esto a nivel general sirvió para que los alumnos quisieran, sí o sí, ser mejores en su pronunciación de una vez por todas.
Así pues, hoy te traemos cinco tips que puedes tener en cuenta a la hora de garantizar que tu plantilla mejora su pronunciación. Y no te preocupes, los aplicamos en todos nuestros cursos de Salt
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Práctica
El movimiento se demuestra andando. No puedes aprender a hablar si no lo practicas. Debemos acostumbrarnos a nuevos sonidos, nuevas maneras de pronunciar letras y palabras que a nosotros nos sale hacerlo de manera diferente de manera inconsciente. En algunas de nuestras plataformas tenemos incluso implementada una tecnología que nos calcula qué tanto por ciento del tiempo habla cada alumno. De esta manera podemos supervisar y garantizar que nadie adopta una postura demasiado pasiva en clase.
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Olvídate de cómo se pronuncia en tu idioma
Sobre todo en los casos de personas que solo hablan una lengua, les cuesta mucho después asimilar de manera inconsciente nuevas maneras de pronunciar algo que llevan toda la vida haciendo de una manera diferente. Prácticamente todas las letras se pronuncian de una manera diferente en inglés, en mayo o menor medida. Pero son sobre todo las T, las R, las H, las B y las V aquellas que, si se pronuncian correctamente, elevan nuestra pronunciación a un nivel superior. En Salt trabajamos constantemente para que nuestros alumnos rompan con esa barrera que les lleva a irse siempre a su zona de confort en cuanto a la manera de pronunciar.
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Escucha mucho inglés
La expresión oral está intrínsecamente relacionada con la compresión oral. A aquellos que quieran mejorar su pronunciación les será de muchísima utilidad el escuchar tanto inglés como puedan. En clase, en el trabajo, en series, películas, etcétera. Aquí influye además el aprendizaje por imitación. Es más fácil que tengas presente cómo se pronuncia una palabra que has escuchado muchas veces que no una que solo la escuchaste un momento en clase.
Además, si nos acostumbramos a escuchar todo aquello que podamos en inglés, cada vez seremos mejor en su comprensión de manera inconsciente. Y en Salt siempre recomendamos ponérselo fácil: que las personas vean vídeos, series, etcétera que les gusten. Que tengan un especial interés en comprender todo aquello que se va diciendo.
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Rodéate de los mejores
Una de las cosas que siempre hemos tenido muy claro en Salt es que el profesor que tenga un alumno condiciona, casi en su totalidad, la relación que establezca con el idioma. Por ello, nuestro equipo de formadores garantiza un espacio seguro en clase. Donde los alumnos pueden poner en práctica todo lo aprendido. Dónde no existe el miedo a cometer errores, y las correcciones son hechas siempre con ánimo positivo y con intención de mejora.
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Pierde la vergüenza
En nuestro país, históricamente se ha dado una situación paradójica. Las personas acostumbran a reírse no de aquellas que pronuncian mal, sino al contrario, de aquellas que pronuncian bien. Podríamos decir que se trata de un mecanismo de defensa: veo que tú hablas mejor que yo, así que me río y de una manera u otra logro que dejes de hablar tan bien. Algo que me hace quedar mal a mí.
Precisamente por esto, a lo largo de los años se ha observado un comportamiento muy curioso en algunos alumnos.
Sobre todo, cuando son niños, hacen un esfuerzo por pronunciar más mal de lo que realmente saben, para asegurarse que nadie se va a reír de ellos. Este comportamiento también se ha observado en algunas personas adultas en diversas situaciones y lugares.
Por otro lado, también está la vergüenza que podemos llegar a sentir nosotros de manera intrínseca y sin que nadie nos escuche hablar. La vergüenza es un mecanismo de defensa que no sirve para no tomar riesgos, para protegernos. Y es un mecanismo que puede aparecer a la hora de practicar un idioma. Lo que logramos con la aparición de este mecanismo es que no tomemos el riesgo de hablar, algo que por supuesto atenta directamente contra nuestra intención de mejorar nuestra pronunciación.
En definitiva, es muy lícito que las personas quieran tener un mejor acento a la hora de hablar inglés. Es una demanda que en Salt idiomas llevamos muchos años recogiendo y haciendo por cumplirla para con nuestros alumnos y clientes.
No dudes en pedirnos información sobre nuestro método formativo, estaremos encantados de contarte todo así como de implementarlo en tu empresa, contacta con nosotros y te daremos información de lo que necesites.
Te dejamos un listado de cursos que te pueden interesar a ti o a tu empresa: